El fenómeno político de X:
¿ informarse puede ser problemático?

Por María Borrell

Twitter, hoy conocida como X, es la red social en la que circula mayor cantidad de contenido político, pero también la que contiene mayor cantidad de fake news y discursos de odio.

Después de 40 años de democracia en Argentina y con un mundo que desborda de pantallas, el sistema de gobierno todavía se choca con algunos obstáculos en el camino. Según Comscore, la compañía de investigación en marketing de internet líder en la región, los argentinos son quienes más tiempo invierten en redes sociales dentro de América Latina. Y muchas veces, ingresan en estas plataformas para informarse. 

 

Al fanatismo nacional por las redes sociales, se le suma un factor: la supremacía de X en cuestiones políticas. Según la misma plataforma, “es la red social en la que más peso tiene el uso para información política. De hecho, el 64% de la gente utiliza Twitter, al menos una vez a la semana, para informarse de temas políticos”. Además, es el puente directo entre políticos y seguidores. 

 

“Los funcionarios y políticos buscan con Twitter llegar a los medios tradicionales. Lo usan como micrófono ”, explica Lucas Lanza, especialista en medios y comunicación y director de ePolitics. “Se está en X (ex Twitter) para entrar en la conversación política”, comenta también Ignacio Loor Vera, consultor en estrategia y comunicación.

¿Qué impacto genera en la política?

 

En tiempos donde el futuro del país depende de un voto, informarse nunca parece en vano. Sin embargo, en este caso, puede ser un poco más compleja la cuestión: la red social más popular en cuestiones políticas, es también la que tiene mayor cantidad de contenido falso, engañoso o inexacto y en la que más circulan discursos de odio. 

 

Según un análisis hecho y publicado por la Unión Europea, X tiene la mayor cantidad de desinformación dentro de las redes sociales más populares. De hecho, en mayo de este año, Twitter abandonó el código de buenas prácticas de la UE contra la desinformación. El mismo había sido creado por 30 empresas, entre ellas Apple, Google, Microsoft, y otras. Estos últimos meses el bloque europeo le advirtió a Musk que si no seguía las normas. Sin embargo, en América Latina va a seguir funcionando sin problema.

 

Para Ana Paola Zuban, politóloga e investigadora, la influencia de Twitter no es directa, porque solo el 20% del país tiene una cuenta. En cambio, la mayor repercusión (y posible problema en caso de fake news), está en lo que los medios y políticos toman de la plataforma y después llevan a otras redes más masivas. «Eso sí genera impacto a mayor escala en la conversación pública”, remarca.

 

Pero además de un mar de contenido sin verificar, hay otro factor de la aplicación que no podemos dejar de lado: el algoritmo. Según revelaron en mayo de este año las universidades de Cornell y Berkeley de Estados Unidos, el algoritmo de X, sobre todo en la sección “Para ti”, circulan con mayor frecuencia posteos que apelan a la emoción, el odio u “opiniones polémicas”. Además, el mismo informe explica: “Cuando los algoritmos mostraban contenido político, era más probable que el comportamiento de los usuarios cambiara, aumentando potencialmente comportamientos de exclusión y creencias negativas sobre un grupo de personas en la sociedad con opiniones opuestas”.

 

Según el consultor político, todo espacio que permita el debate es bueno para la democracia, “sin embargo, en ex Twitter, hay posiciones muy polarizadas y polarizantes, lo que hace que el debate no sea para nada sano”, explica. Además, agrega, a raíz del algoritmo, se genera una “burbuja” en la que los usuarios perciben una realidad sesgada y poco representativa. “Este mismo algoritmo fue el que favoreció la unión de muchos movimientos sociales, como al feminismo por ejemplo”, explica.

¿Cómo usar X responsablemente?

 

Para Ignacio Loor Vera, lo más importante es que los ciudadanos fortalezcan su capacidad de filtración. En cuanto a las fake news, explica que son una amenaza pero no solo en Twitter, si no en todas las plataformas. “Es algo que está incluso antes de la aparición de las redes sociales, antes se las conocía como rumor”.  Por otro lado, la politóloga e investigadora cree que los medios tienen un rol fundamental en “cuidar a la democracia en ese sentido, es importante que no releven las fake news ni distorsionen el debate”.

 

En Argentina, un ejemplo de lucha contra la desinformación dentro del mundo mediático es Chequeado, una organización no gubernamental, sin fines de lucro, que tiene tres objetivos principales: mejorar la calidad del debate público, desarrollar antídotos contra la desinformación y promover el acceso a la información y la apertura de los datos. En cuanto a la polarización del debate y el algoritmo, la politóloga e investigadora opina que “se juegan otras cosas porque es una red social privada con intereses propios. «Quizá lo más importante es ser consciente de eso y también llevar los debates al plano real”, destaca.

Ver otra nota

Back To Top
Theme Mode