por Martina Zuran
Cuarenta años pasaron desde que Raúl Alfonsin fue electo como presidente de la Nación después de uno de los periodos más oscuros de la historia argentina. El 30 de octubre de 1983 millones de argentinos regresaron a las urnas tras siete años de desapariciones, crímenes de lesa humanidad y censura.
Durante la última dictadura, cientos y miles de jóvenes militantes fueron desaparecidos y asesinados. La socióloga Paula Fernandez Lopes, analista de Apertura de Datos de la Jefatura de Gabinete de Ministros desde mayo de 2021, afirma que “con el restablecimiento de la democracia, la movilización de los jóvenes respecto de demandas vinculadas a los crímenes cometidos durante la dictadura cívico-militar contribuyó a tonificar el movimiento de derechos humanos”.
Además, afirma que después “sucesivas gestiones”, con los gobiernos kirchneristas “comienza un momento de reencantamiento con la política, particularmente en relación con la defensa de la presencia del Estado en la reducción de las desigualdades sociales”.
Actualmente los jóvenes de entre 16 y 29 años representan el 27% del electorado siendo un total de 9.133.475 electores. Los primeros votantes, de entre 16 y 17 años, constituyen un total de 795.561 y representan el 2,32% del padrón a nivel nacional. Al ser consultados sobre la importancia de la democracia, cuatro jóvenes que votaron por primera vez en las Elecciones Presidenciales 2023 remarcan la importancia de la democracia y de que las personas de su generación voten y se manifiesten a través de las urnas.
La Ley de Ciudadanía Argentina N° 26.774, conocida como ley de Voto Joven, establece el derecho de las personas jóvenes de 16 y 17 años a participar en elecciones, ejercer el derecho al voto y elegir a sus representantes. Sancionada el 31 de octubre de 2012, la Ley significó “un avance de la democracia, que incluyó formalmente a las juventudes como constructoras del futuro del país y las reconoció aptas para ejercer plenamente sus derechos políticos que son Derechos Humanos”, afirman desde la Subsecretaria de Asuntos Públicos.
Además, desde la entidad afirman que se trata de una “ampliación de los derechos políticos hacia las juventudes”, “el reconocimiento de sus procesos históricos de participación ciudadana” y “la contribución para el fortalecimiento de la democracia en nuestro país y la región”.
Margarita Dewey afirma que para ella el voto “es muy importante” porque significa elegir “lo que uno cree justo y necesario para el país”. Tiene 17 años recién cumplidos y votó por primera vez en las PASO. Juan Ignacio Castelli, joven porteño que también votó por primera vez, cuenta que “es muy importante votar” pero que al día de hoy no lo encuentra «de máxima importancia”.
El sociólogo Agustin Tillet afirma que “son muchos los factores sociales y culturales que influyen en la decisión de los jóvenes de participar en política: el entramado familiar del cual provengan, la institución escolar a la cual asisten y el grupo de pares que suelen ser un factor de socialización importantes”. Y que es por este motivo que cuestiona la homogeneidad de lo que se llama juventud. “El hecho de que haya una sola juventud o hablar de los jóvenes me parece poner dentro de una categoría una cantidad de experiencias vitales sumamente diversas”, señala.
“Para votar responsablemente me baso en las discusiones que escucho entre familiares y amigos, miro la televisión para ver qué opinan, consumo las redes sociales para ver qué proponen”, cuenta Tomás Zurraco, de 16 años que votó por primera vez en la provincia de Buenos Aires.
“Las redes sociales son un factor clave para el involucramiento en la política”, afirma Fernandes, “de hecho el fenómeno de Javier Milei se impulsó desde las redes a través de miles de reproducciones de sus videos, charlas y entrevistas”. Juan Ignacio Castelli admite que consume mucho contenido político a través de las redes pero que es “consciente que hay mucha manipulación de información” en las mismas. “Hoy en día hay mucho en redes, veo mucho Tik Tok, Instagram pero intento seguir cuentas con información real y discusiones reales”, cuenta Dewey.
“La escuela debe apelar a la construcción y al desarrollo de herramientas críticas, independientemente del signo político e ideológico”, contesta Fernandes a la pregunta sobre cómo podrían diseñarse estrategias efectivas para fomentar la participación política de los jóvenes en Argentina. “Los y las jóvenes buscan ser escuchados, visibilizados, reconocidos”, sigue y explica que por tal motivo es necesario “capitalizar las redes sociales, como medios para acercarse a las juventudes, sin olvidar espacios presenciales donde los principales dirigentes puedan contar propuestas y proyectos para afianzar la integración social”.
Zurraco cree que “los partidos políticos pueden llegar a los jóvenes mediante las redes sociales, ya que estos las consumen muy frecuentemente”. Santiago Saunier, otro joven que ya está en edad de votar pero que para estas elecciones no apareció en el padrón electoral, reflexiona que una forma de llamar la atención de los jóvenes podría ser “haciéndose una cuenta de TikTok y compartiendo videos a la plataforma explayando sus ideas”. También, Saunier cree que de esa forma los partidos obtendrían más votos. Si bien no existen datos que contabilicen el tráfico de las redes sociales hacia las urnas, ambos sociólogos, Fernandes y Tillet, consideran que la red social Tik Tok favoreció sin duda alguna al candidato libertario Javier Milei, quién será el próximo presidente de la Nación.
Por su parte, Dewey de 17 años concluye que los partidos políticos deberían generar y darle un espacio a los jóvenes “para poder compartir y decir lo que piensan sobre la democracia, las elecciones y cómo creen que puede mejorar la política en Argentina”.