Por Regina Dewey
Este año, la Argentina cumple 40 años de democracia. Este es un logro en la historia del país que no debería ceder y un desafío a cumplir todos los días. No obstante, la consolidación democrática no necesariamente garantiza condiciones dignas de vida para toda la población. La pobreza, desigualdad y desempleo deben tenerse en cuenta. La situación que enfrenta hoy gran parte del país es tal que llegó ya al 40,1% de pobreza el primer semestre de 2023.
Por el momento, la agenda ambiental se encuentra todavía lejos de ser una prioridad en la política. Sin embargo, es una realidad que las generaciones actuales son las que más reclaman esta agenda hoy en Argentina y en todo el mundo. Ya desde 2019, miles de jóvenes se manifestaron en diferentes momentos en varios puntos del país en favor del reclamo ante la falta de políticas ambientales y la aprobación de ciertas leyes, como la ley de humedales.
Desde Jóvenes por el Clima Argentina, una organización que nació con el objetivo de luchar contra el cambio climático y está ligado al movimiento Fridays for Future, un referente señala: “La gente de mi edad todos lo consideran [el cambio climático] como algo que ya conocen, que ya vivieron, que de alguna forma u otra les impacta”. Y agregó: “En Argentina se lo considera una agenda blanda, porque la lucha contra el cambio climático se considera algo secundario, algo que se puede dejar para después o que no tiene que ver con las otras problemáticas del país”.
Los impactos de la crisis climática, como inundaciones, sequías e incendios que afectan en gran parte a las poblaciones más vulnerables, generaron en el último tiempo una creciente toma de conciencia y responsabilidad por parte de muchos grupos y sectores. Ante este escenario, ¿cuán en riesgo está la democracia por la falta de atención a la agenda ambiental?
La cuestión ambiental no fue puesta sobre la mesa de discusión desde un primer momento, y aún menos en el debate de las Elecciones Generales 2023. El tema fue incluido dentro de “Desarrollo humano, vivienda y protección del medio ambiente”, uno de los dos ejes temáticos elegidos por la ciudadanía, después de una votación por Internet a través de un formulario que habilitó la Cámara Nacional Electoral (CNE). Alcanzó el segundo lugar con el 18,6% de los votos y formó parte del segundo debate. Sin embargo, durante el encuentro, los candidatos a la presidencia apenas se refirieron al tema.
“Los temas ambientales en el debate presidencial ingresaron por votación de la gente y no por propuesta de los propios candidatos”, apuntó Andrés Nápoli, director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
Hernán Reyes, diputado porteño y miembro de la Coalición Cívica, señaló: “La cuestión climática no fue tema de campaña en el balotaje. Hay un desprecio muy marcado por parte de la dirigencia política de la importancia que tiene debatir el impacto del cambio climático y la necesidad de abordarlo de manera inmediata”.
La aproximación superficial que se tiene del asunto, incluso hasta negacionista por parte del candidato presidencial Javier Milei, complica aún más poner el tema en agenda. “Para la Libertad Avanza la agenda del cambio climático es muy importante y ellos lo colocan en el foco de lo que ellos llaman la batalla cultural, es decir, para combatir en su postura negacionista el cambio climático”, apuntó Juan Carlos Villalonga, consultor en energías renovables, hidrógeno, cambio climático y desarrollo sostenible. “En cuanto a los otros candidatos que tienen agenda, creo que es más por tildar el tema que por creerlo”, mencionó Juan Raggio, presidente de Aves Argentinas.
Si bien Argentina produce menos del 1% de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global, los esfuerzos para minimizar los impactos del cambio climático en los próximos años siguen siendo cruciales. “No conocemos exactamente los impactos que van a producirse en términos climáticos en la Argentina”, indicó Nápoli.
Más del 50% de las emisiones provienen del uso de combustibles fósiles, mientras que el 40% es atribuible al sector agropecuario, principalmente por el impacto que produce el cambio de uso del suelo. El presidente Javier Milei tendrá la responsabilidad de abordar las políticas públicas que afronten la actual crisis climática. “Es casi el 0,5% del presupuesto de la Nación lo que se utiliza para financiar acciones vinculadas a los temas ambientales. Por cada peso que se asigna a las energías renovables, 184 pesos van para las energías fósiles. Esto da un panorama de que no están bien orientados los recursos”, declaró el director de la FARN.
“Creo que uno de los pendientes más importantes es el financiamiento y creo que ahí la Argentina tiene una oportunidad grande”, advirtió Reyes. A su vez, Nápoli explicó: “Argentina tiene que hacer un esfuerzo muy importante en la contribución que realiza al Acuerdo de París. Hay que controlar a los sectores que más emiten gases de efecto invernadero, como el sector de la energía, la producción y el agro, fundamentalmente por el cambio de uso del suelo y el avance de la frontera agropecuaria, el desmonte de los bosques. Hay que tener un plan progresivo para salir de los combustibles fósiles”.
“Desde Jóvenes por el Clima queremos instalar y difundir tanto en nuestra generación como en los tomadores de decisión que la lucha contra el cambio climático no es una agenda blanda, sino una agenda que permite repensar problemas estructurales de la Argentina, pensar nuevas soluciones para el problema de la inflación, de políticas de estado, que nos ayuden a alcanzar un desarrollo”, aseguró la organización.
Cada año que pasa es un año en el que se pierde la oportunidad de abordar los desafíos ambientales y sociales que actualmente enfrenta el país. Los impactos generados por los efectos del cambio climático van a producir, en mayor o en menor medida, condiciones de vida más críticas para todos los sectores de la sociedad si no se actúa a tiempo. Las decisiones que tome el próximo gobierno en materia ambiental definirán qué tipo de futuro quieren construir en la Argentina. Una transición energética efectiva es clave para reducir los impactos.
El diputado porteño expresó: “El cambio climático podría ser uno de los tantos problemas que la democracia no puede resolver y por tanto generar crisis de representación. Siempre el impacto del cambio climático altera las condiciones de vida en primer lugar de los que menos tienen y son ellos quienes más demandan del Estado, entonces un proceso de deterioro de las respuestas estatales o de los procesos de discusión, de deliberación y de toma de decisiones sin resultado puede contribuir también a la crisis democrática”.
En una oportunidad para reforzar las bases de nuestra democracia. “Lo más importante es tomar conciencia y después tener medidas de política pública que sean conversadas con todos los sectores y que tengan el aditamento de la cooperación y de la sanción. No se puede una sin la otra”, reflexionó Reyes.